Por Eiden Armando Constantino Mendoza
Iniciando desde la
desembocadura del Río Hondo, frontera natural con el país vecino de Belice hasta su final directo con el Canal de Zaragoza, alimentándose de las aguas del
mar caribe; la Bahía de Chetumal reside en un paisaje emblemático de misterio y
tradición en sus aguas. Declarada como el Santuario del Manatí desde 1996, la Bahía
de Chetumal protege tanto a la ciudad por la que lleva su nombre y a su fauna
acuática que habita en ella; pero esto se ha visto amenazado por un mal que la
acecha día a día y que poco a poco ha ido mermando su pureza, la contaminación en
sus aguas pone en peligro la belleza natural de este santuario.
A finales del siglo XV, cuando
lo españoles arribaron a las costas mexicanas por el mar caribe y se asentaron
en el territorio maya, creyeron haber avistado a los místicos seres llamados
sirenas; pero lo que en realidad encontraron fue a un mamífero marino que durante
cientos de millones de años ha habitado en las aguas del territorio; y que
actualmente es considerado un símbolo emblemático de la cultura chetumaleña. Aun
cuando este mamífero ha sido declarado como animal protegido por la Ley protección de mamíferos marinos de 1972 y por la NOM-059-SEMARNAT-2010, el colegio de la
Frontera Sur y la Universidad de Quintana Roo, con base en los estudios
realizados en 2007 por La Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza, los manatíes han sido catalogados como una especie en peligro
de extinción debido a los altos niveles de contaminación en las aguas del Río Hondo y por consiguiente en las aguas de la Bahía de Chetumal.
Si a esto se le suma la
contaminación por la actividad local y turística, se presenta un problema más
grande. Cada tarde, centenas se reúnen a lo largo de todo el boulevard Bahía a
pasar la tarde en familia; conviviendo y visitando los puntos turísticos en la
zona; la explanada de la bandera, la fuente del pescador, punta estrella, la
concha acuática cerca del faro, en el balneario “Dos Mulas”, el parque cerca
del puente colgante, y los puntos de reunión frente a las instalaciones de la Universidad
de Quintana Roo; son solo algunos de los sitios en donde las familias
chetumaleñas se reúnen a pasar momentos de unión y recreación.
Esta sana y no tan sana convivencia trae consigo la
producción de basura, las cuales son olvidadas en banquetas, en la calle y
muchas veces es lanzada al agua de la bahía. Aun cuando las autoridades
exhortan a la población a cumplir con todas las normas de limpieza, los
chetumaleños parecen olvidar que la contaminación que ellos mismos provocan es
lo que afecta al entorno ecológico de nuestra Bahía y además dañan la imagen de
la ciudad.
Ya es costumbre diaria para los chetumaleños recorrer los más de 10
kilómetros de su bulevar mientras comen sus ya tradicionales marquesitas,
churros y elotes, sus enormes platos de salchichas con papas fritas, mientras
disfrutan de un machacado o beben refrescos y alguna que otra bebida alcohólica. Aun cuando existan contenedores de basura a lo largo de toda la extensión del
boulevard, es fácil para algunas personas no hacer uso de estos y su basura
termina en el suelo y posteriormente en el agua, afectando y ensuciando el
paisaje chetumaleño.
Se han hecho
remodelaciones en la infraestructura de toda la vía terrestre del boulevard. Se
han instalado bancas para que las familias tengan más lugares en los cuales
sentarse a disfrutar de una tarde tranquila o de una mañana prometedora. En
estos nuevos paradores se han colocado más contenedores de basura; pero estos
parecen no ser suficientes para la demanda de basura, creada por los visitantes
en la zona.
Aunque
claro, no sólo es la basura de las personas que transitan diariamente por la
zona, sino también de los residuos que por medio del drenaje son lanzados a la
Bahía. De acuerdo con el censo poblacional realizado en 2010 por el Instituto
Nacional de Estadísticas y Geografía y con las cifras estimadas de la página Population.city, son
cerca de 169, 700 habitantes en la ciudad de Chetumal para el 2014, por lo que
no es raro suponer que tantas personas producen toneladas de basura diariamente;
por lo que hablar de residuos pluviales y sanitarios, es mencionar un alto
nivel de contaminación en los drenajes mismos que terminan en la bahía.
De acuerdo con una publicación hecha por el diario Luces
del Siglo en marzo de este año, el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Departamento de Ciencias e Ingeniería de la
Universidad de Quintana Roo y del Departamento de Química de la Universidad de
la Habana, desde 2004 se ha tenido conocimiento de los grandes problemas de contaminación en
las aguas chetumaleñas y afirman que desde 1996 se han tenido avistamientos de más
de 20,000 bagres muertos en las orillas de la bahía; mismos que se agregan a las
apariciones de otros animales muertes como delfines, tiburones tigre y manatíes.
Aunado a los altos índices de contaminación en las aguas, la temperatura media
anual de la Bahía es de 26.5 °C, las cuales se registran en altos niveles entre
los meses de junio y agosto, han ocasionado la muerte de estas especies
Una de las mayores
actividades de comercio local en la ciudad es la pesca, la cual se ha visto
afectada por estos niveles de contaminación en las aguas. Estudios realizados
por personal del Departamento de Ciencias e Ingenierías de la Universidad de Quintana
Roo, demostraron que en diversas zonas de la Bahía se han encontrado altos niveles
de concentración de metales, por lo que los peces que son capturados para la
ingesta también muestran signos de afectación por estos contaminantes, a lo que
lleva al desechado de los mismos por ser tóxicos para la salud de las personas,
lo cual conlleva a una afectación económica.
En referencia a la
información publicada en la página Impulso Quintana Roo, se sabe qué el drenaje
sanitario de alto vacío, en el primer cuadro de la ciudad, continúa recibiendo las
descargas de aguas residuales y de los servicios sanitarios de alrededor de 3
mil domicilios en el subsuelo chetumaleño. Estas descargas viajan directamente
hacia el manto freático y toman dirección a la bahía de Chetumal, Santuario del
Manatí, y con acceso a más de 40 balnearios en la propia Chetumal, Calderitas y
Luis Echeverría.
Es común que se escuche a
los chetumaleños decir “si nadas en las aguas de la bahía es muy probable que
termines con una extremidad de más”; esto solo demuestra el grado de afectación
a la que se enfrentan sus casi 100 kilómetros de longitud. En nosotros está,
como ciudadanos, turistas y autoridades, la conservación de nuestra hermosa
bahía; debemos de hacer crecer la conciencia de la limpieza en las áreas de la
Bahía de Chetumal; hacer programas de tratamiento de las aguas residuales para
que los niveles de contaminación en las aguas disminuya, para que así no
continúe el riesgo de que la zona deje de ser un santuario protegido.
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